jueves, 4 de diciembre de 2014

El cielo es azul, la tierra blanca, de Hiromi Kawakami. Acantilado


Nuestro club de lectura de noviembre comentaba la novela El cielo es azul, la tierra blanca de la japonesa Hiromi Kawakami. Hacía tiempo que no elegíamos un libro que tuviera tanto éxito entre los lectores del club. La editorial Acantilado lleva ya 13 ediciones de este título, que ha sido casi un bestseller en España, y un bestseller rotundo en Japón. 




Quiero destacar algunas cosas de este maravilloso libro:

1. La sensación de paz que transmite. 

Puede parecer un tópico, tratándose de una novela japonesa. Pero no recuerdo otro libro que me haya empujado a seguir leyendo sólo porque me gustaría "vivir en ese libro". Y eso que la historia que cuenta no es necesariamente alegre. Quiero decir que me gustaría ir a diario a esa taberna, sentarme e intercambiar algunas palabras con una persona desconocida, beber sake y comer algo. Y esto no sólo me ha pasado a mí, que soy una apasionada de la cultura y la gastronomía japonesa. Varios miembros del club destacaron la belleza, serenidad y paz que les transmitió leer esta novela. Creo que en parte esta sensación se debe a la descripción detallista de los gestos. 

"El maestro sacó una bolsa de plástico del maletín, introdujo el hongo en el interior con delicadeza e hizo un nudo en la punta. "

Y al mismo tiempo,

2. La presencia de los paisajes y las estaciones.

Literalmente la descripción paisajística se funde con las vivencias del personaje protagonista. (Nuestro compañero Pablo habló de esta "armonía entre personajes y paisajes").

"Yo prefiero los días próximos al solsticio de invierno, cuando la oscuridad persigue la luz diurna y le gana la carrera. Si sé de antemano que pronto oscurecerá, la melancolía del crepúsculo no me afecta tanto. Esta época en que los días empiezan a alargarse y nunca acaba de oscurecer del todo me saca de quicio. Cuando me doy cuenta de que es noche cerrada, la soledad me invade."

El texto está lleno de alusiones a la naturaleza, y algunos extractos me parecen demasiado bonitos como para no ponerlos aquí:

"Entre las copas de los árboles se vislumbraban pequeñas manchas azules. El follaje parecía una red extendida a lo largo del cielo."

Otro aspecto muy destacado fue 

3. La soledad de los personajes.

Aunque la protagonista se queje de su soledad en algunos momentos, el libro transmite cierta idea de que es una soledad aceptada o incluso elegida. Y no es obligatoriamente un sentimiento negativo, ni tampoco es una condición física, sino más bien una sensación de vacío.

"...nunca había considerado a los demás personas de carne y hueso. No había caído en la cuenta de que cada uno de ellos tenía su propia vida, llena de altibajos como la mía."

Diría que la soledad en que vive el maestro es parte de su halo de sabiduría. La diferencia de edad entre los dos protagonistas no sólo narra una historia de amor diferente, poco habitual en la ficción, sino que emociona porque habla del paso del tiempo y, en fin, de la vida. Pero aunque suene serio, todo esto sucede en una novela con un peculiar sentido del humor. Los personajes Toru y Satoru, la seta de la risa...

Es increíble que con trazos tan mínimos Kawakami haya escrito un libro que habla de tantas y tantas cosas. No acabaríamos de hablar de este libro nunca y, sin embargo, para mí sigue siendo un misterio.


Spam: Aprovecho para recordar que el próximo Miércoles 17 de Noviembre estaremos hablando sobre Los papeles de Aspern de Henry James en nuestro club de lectura Salón de Libros Perdidos. 19.30h, en Casa del Libro del Paseo Ruzafa, 11. 




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